Vigilantes e impasibles al paso del tiempo, al igual que un faro indica el camino hacia la costa, estos inmemorables Penedos te indican y señalan este peculiar furancho, para que realices una parada en el camino y puedas disfrutar de su buena comida y delicados caldos.
Aunque tiene una gran zona exterior, con varios recunchos maravillosos, donde puedes pasar una velada especial, con tu pareja o amigos. También puedes disfrutar de sus zonas interiores, hay una especialmente bonita, un secreto oculto para la mayoría y que hemos tenido la suerte de poder disfrutar.
GASTRONOMIA
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Aunque no tengan una tradición furanchina, ya hace 200 años que sus bisabuelos vendían el sobrante de vino a bares y restaurantes.
Tras muchos años tirando el vino por la cuesta abajo, se plantearon la idea de crear un furancho.
Es un furancho familiar en la que sus clientes pasan a ser asiduos año tras año. Tienen como premisa, conseguir mantener esa esencia sin descuidar la atención y la calidad.